Aquel sujeto que desea ser un buen fotógrafo debe saber algo más que manipular palancas y botones: tiene que imaginar la escena, explorarla y percibir que encierra una fotografía antes de disparar y registrarla. Hay quien ha nacido con un buen ojo para la fotografía, pero casi todo el mundo debe aprender tomando fotos, analizándolas y volviendo a tomarlas.
Honestamente, no hay normas absolutas que garanticen la toma de buenas imágenes. Todo empieza por aprender a sujetar bien la cámara, y después se debe explorar la escena desde el visor. Por último sólo queda aplicar los principios generales de la composición.
Exploración de la escena
Es importante tener en cuenta que no siempre haremos obras maestras con cada toma. Una de las ventajas del formato de 35 mm es que se pueden tomar muchas fotos, con un sólo carrete. Hay que utilizar a la cámara como un dispositivo de exploración, como un cuaderno de notas. Debemos aprender a ver con "otros ojos", explorar las escenas y aquellas situaciones que encierran potencial fotográfico.
Cambie la distancia al sujeto. Imaginemos que somos directores de cine y estamos por preparar la próxima escena. En primer lugar, deberemos estudiar los planos para posteriormente centrarnos en un sujeto. Hay que buscar la mejor iluminación y el fondo más atractivo. Hay que estar atentos para evitar los fondos confusos. Hay que acercanos, rodear al sujeto y dispara cada vez que veamos algo con posibilidades. Acercanos al sujeto siempre nos permitirá concentrar la atención en algo.
Asimismo, es indispensable modificar el punto de vista. Es importante explorar otras perspectivas. Casi todas las fotos se toman desde la perspectiva del ojo, que es desde donde todos contemplamos el mundo. Las imágenes ganan interés cuando se prueban otras opciones: hay que mirar desde donde mira un gusano o un pájaro.
Si hacemos fotos de personas siempre será más importante si mantenemos a los sujetos ocupados. De tal manera se sentirán más cómodos y se relajarán.
No hay que tomar tan sólo fotos horizontales. Es casi una regla que cuando empezamos a fotografiar, lo más cómodo es sujetar la cámara de modo horizontal. Esta no es necesariamente la mejor forma de encuadrar todas las escenas. No debemos tener temor a experimentar. Para mejorar no hay más remedio que experimentar, sobre la base de ciertos principios.
Se ha definido a la composición como la forma más vigorosa de ver. Casi siempre se habla de ella y de sus principios, pero como de verdad se aprende es practicando. Con el tiempo, la composición se vuelve instintiva. Después de cierta experiencia podremos afirmar como lo hizo Edwar Weston: "consultar las reglas de la composición antes de fotografiar es como consultar las leyes de la gravedad antes de dar un paseo". Esto no significa que la composición carezca de importancia, sino que por lo general no domina el pensamiento al momento de tomar una foto. Sin embargo, la composición o el diseño de la imagen es decisiva. De tal modo, debemos estudiar los principios o reglas de composición, para después, si lo deseamos, quebrantarlos.
En ocasiones, la fuerza de una imagen radica en su sencillez. Debemos buscar que todos los elementos que participen en una imagen aporten algo coherente. Hay que estar atento a aquello que pudiera distraer la atención de nuestro objeto de interés.
El centro de interés
Toda fotografía debe tener un centro de interés. No obstante, debemos advertir que el centro de interés de una fotografía no tiene porque estar situado en el centro. Desde un punto de vista gráfico, el centro geométrico es el más débil de un rectángulo. Los puntos más fuertes vienen determinados por la llamada regla de los tercios, y corresponden a las intersecciones de las cuatro líneas imaginarias que dividen el rectángulo en partes iguales, tanto en vertical como en horizontal. El centro de interés puede colocarse en cualquier punto indicado por la regla. Otra opción consiste en colocarlo en cualquiera de los ángulos.
En la obra La sintaxis de la imagen A. Dondis afirma que "el poder de lo previsible palidece ante el poder de la sorpresa". (Dondis, 19: 41) Es decir, para hacer atractiva nuestra obra debemos recurrir a lo visualmente inesperado. Debemos buscar la "tensión" en nuestra composición.
En un campo visual rectangular, resulta sumamente sencillo colocar el punto de interés inmediatamente en el centro. Dicha elección no ofrece sorpresa visual, Y si por el contrario colocamos el centro de interés en cualquier ángulo, esto provocará tensión, nivel de aguzamiento en nuestra mirada. Es importante destacar que nuestra mirada tiene cierta preferencia por la zona inferior izquierda de cualquier campo visual. Este favoritismo para con la parte izquierda del campo visual puede estar influido por los hábitos occidentales de la impresión y por el hecho de que aprendemos a leer de izquierda a derecha . Otras teorías tienen en cuenta el hecho de que el lado izquierdo del cerebro tiene un riego sanguíneo mayor que el derecho, lo cual puede ser una simplificación de diferencias mucho más complejas en la estructuración del sistema nervioso. Aunque no sepamos con certeza la razón, tal vez baste saber que este fenómeno se reproduce realmente.
Asimismo, la complejidad, la inestabilidad y la irregularidad incrementan la tensión visual, y en consecuencia atraen la mirada. Con el propósito de seguir incrementando nuestra cultural visual es imprescindible que tengamos en cuenta los elementos que forman parte de la composición.
La elaboración de la imagen en fotografía
Para elaborar una propuesta visual lo más eficaz posible es necesario disponer de los elementos visuales que son: líneas, formas, ritmos y tonos, de tal manera que la composición final sea satisfactoria. Elaborar la imagen es escoger y controlar dichos elementos, o descubrir el momento preciso en que se disponen ellos. Debemos aprender a observar y en consecuencia discriminar ciertos objetos que sólo le restarían fuerza o interés a nuestra imagen.
Al igual que en la literatura, donde los grandes escritores escogen determinadas palabras para poder expresarse, el fotógrafo controla y escoge los elementos visuales para tratar de decir algo. Claro está que no existen reglas rígidas, pero hay que trabajar sobre ciertos elementos para después proponer algo nuevo o inusitado. El simple hecho de seleccionar un tema aumenta la importancia del mismo frente a la confusión que le rodea.
En fotografía, se define a la composición como la forma más vigorosa de ver. Casi siempre que se habla de ella se habla de principios. Con el tiempo y la utilización de los elementos visuales que la integran, la composición se vuelve instintiva y se incorpora a la forma de concebir una imagen. Y aunque reviste cierta importancia, la composición muchas veces no domina el pensamiento al instante de fotografiar. Y sin embargo, ésta es decisiva. A continuación, los elementos visuales que forman parte de la composición:
Línea: esta proporciona la estructura a la imagen. Unifica la composición, llevando de una parte a otra de la fotografía. Centra la atención en el lugar conveniente o aleja la vista hacia el infinito; por repetición crea ritmo. La línea también otorga sensación de profundidad.
Al igual que en la literatura, donde los grandes escritores escogen determinadas palabras para poder expresarse, el fotógrafo controla y escoge los elementos visuales para tratar de decir algo. Claro está que no existen reglas rígidas, pero hay que trabajar sobre ciertos elementos para después proponer algo nuevo o inusitado. El simple hecho de seleccionar un tema aumenta la importancia del mismo frente a la confusión que le rodea.
En fotografía, se define a la composición como la forma más vigorosa de ver. Casi siempre que se habla de ella se habla de principios. Con el tiempo y la utilización de los elementos visuales que la integran, la composición se vuelve instintiva y se incorpora a la forma de concebir una imagen. Y aunque reviste cierta importancia, la composición muchas veces no domina el pensamiento al instante de fotografiar. Y sin embargo, ésta es decisiva. A continuación, los elementos visuales que forman parte de la composición:
Línea: esta proporciona la estructura a la imagen. Unifica la composición, llevando de una parte a otra de la fotografía. Centra la atención en el lugar conveniente o aleja la vista hacia el infinito; por repetición crea ritmo. La línea también otorga sensación de profundidad.
La disposición general de las líneas comunica
ritmo a nuestra imagen; por ejemplo, una curva
en una carretera, un camino en zig-zag.
Por lo general, las líneas curvas y en espiral dan sensación de movimiento y tensión. Las verticales y horizontales dan un resultado más estático. Variando el punto de vista puede alterarse la dirección de las líneas. Las verticales y horizontales se pueden transformar en diagonales al girar la cámara.
Ritmo: el ritmo consiste en la repetición de líneas y formas. Es un elemento que se encuentra en casi todas partes, desde la ciudad hasta el paisaje natural. Puede llegar a constituirse por sí solo tema de fotografía, o se puede utilizar elemento secundario para estructurar la composición, o para llamar la atención. Con el ritmo hay que ser prudentes para que éste no se imponga al tema principal y lo llegue a confundir.
Ritmo: el ritmo consiste en la repetición de líneas y formas. Es un elemento que se encuentra en casi todas partes, desde la ciudad hasta el paisaje natural. Puede llegar a constituirse por sí solo tema de fotografía, o se puede utilizar elemento secundario para estructurar la composición, o para llamar la atención. Con el ritmo hay que ser prudentes para que éste no se imponga al tema principal y lo llegue a confundir.
Al emplear el ritmo en fotografía es importante incluir alguna variación para que la repetición no se torne monótona. Cabe citar que el contraste tonal (grises, blancos y negros) y la supresión de elementos como la textura y el volumen refuerzan al ritmo. El encuadre y el punto de vista pueden intensificar el efecto general del ritmo de una imagen.
Textura: la textura representa las cualidades de la superficie de un objeto o de un sujeto. Puede usarse para dar realismo y carácter, y hasta puede convertirse en el tema mismo de una fotografía, Esta se consigue fotografiando de cerca o a una distancia suficiente para que las distintas superficies se fundan y creen la textura.
La calidad y la dirección de la luz son de capital importancia al reproducir la textura: tendrá que dar una amplia gama tonal, que puede aumentar la exposición y el positivado. Para trabajar muy de cerca es imprescindible un objetivo de buena calidad, con el fin de conseguir nitidez.
Todos los elementos que forman parte de una imagen deben comunicarnos algo. Por lo tanto, hay que estar atentos de los fondos que distraen, de los objetos que compiten y de las presencias precindibles.
Otro paso importante en la elaboración de una imagen es el encuadre y la iluminación. El cambio de posición de la escena en el visor permite alterar la composición y la misma imagen. El empleo de distintos puntos de vista nos permitirá obtener resultados originales y muy llamativos. Es preciso observar desde distintos ángulos el objeto a fotografiar.
Cualidades del sujeto
Si buscamos grandes contrastes, debemos tener en cuenta las cualidades del sujeto. La luz, las propiedades reflectoras de los materiales y los colores afectan al intervalo tonal. Por ejemplo, un objeto puede tener muchos tonos grises entre el blanco y el negro, o bien ser predominantemente oscuro o claro. Las imágenes en tonos muy altos o muy bajos suelen dar una fuerte sensación de ambiente delicado o misterioso, o pueden otorgar sensación de teatralidad y fuerza.
Por otra parte, la forma es otro elemento básico para la elaboración de una imagen. Al igual que la línea, la forma proporciona la estructura principal a la mayoría de las composiciones. Las formas resaltan más si se colocan contra un fondo plano y contrastado. El ejemplo más extremo es el de la silueta a contraluz, en el que la forma se ve acentuada gracias a la eliminación de volumen y textura. Cuando un tema inlcuye varias formas hay que tratar de situarlas de manera que combinen unas con otras, evitando así los conflictos y a su vez tratando de crear un ritmo que anime al expectador a explorar la imagen.
Textura: la textura representa las cualidades de la superficie de un objeto o de un sujeto. Puede usarse para dar realismo y carácter, y hasta puede convertirse en el tema mismo de una fotografía, Esta se consigue fotografiando de cerca o a una distancia suficiente para que las distintas superficies se fundan y creen la textura.
La calidad y la dirección de la luz son de capital importancia al reproducir la textura: tendrá que dar una amplia gama tonal, que puede aumentar la exposición y el positivado. Para trabajar muy de cerca es imprescindible un objetivo de buena calidad, con el fin de conseguir nitidez.
Todos los elementos que forman parte de una imagen deben comunicarnos algo. Por lo tanto, hay que estar atentos de los fondos que distraen, de los objetos que compiten y de las presencias precindibles.
Otro paso importante en la elaboración de una imagen es el encuadre y la iluminación. El cambio de posición de la escena en el visor permite alterar la composición y la misma imagen. El empleo de distintos puntos de vista nos permitirá obtener resultados originales y muy llamativos. Es preciso observar desde distintos ángulos el objeto a fotografiar.
Cualidades del sujeto
Si buscamos grandes contrastes, debemos tener en cuenta las cualidades del sujeto. La luz, las propiedades reflectoras de los materiales y los colores afectan al intervalo tonal. Por ejemplo, un objeto puede tener muchos tonos grises entre el blanco y el negro, o bien ser predominantemente oscuro o claro. Las imágenes en tonos muy altos o muy bajos suelen dar una fuerte sensación de ambiente delicado o misterioso, o pueden otorgar sensación de teatralidad y fuerza.
Por otra parte, la forma es otro elemento básico para la elaboración de una imagen. Al igual que la línea, la forma proporciona la estructura principal a la mayoría de las composiciones. Las formas resaltan más si se colocan contra un fondo plano y contrastado. El ejemplo más extremo es el de la silueta a contraluz, en el que la forma se ve acentuada gracias a la eliminación de volumen y textura. Cuando un tema inlcuye varias formas hay que tratar de situarlas de manera que combinen unas con otras, evitando así los conflictos y a su vez tratando de crear un ritmo que anime al expectador a explorar la imagen.
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